Llegaba tarde a clase, abrí sigilosamente la puerta del aula, entré y me senté intentando pasar desapercibida pero fue inútil, de fondo oí su voz que decía: " fijaos....siempre igual.....parece un violinista en el tejado.." Sus palabras se grabaron en mi cabeza y me han acompañado siempre. Demasiado a menudo he tenido esa sensación, la de un violinista en el tejado, fuera de lugar, como un pulpo en un garaje, sin entender la discrepancia con los otros.
Soy enfermera por la gracia de dios y muy a pesar de mi madre, quién cuando le anuncié mis intenciones enunció un tajante: .."""""es el disgusto más grande que me podías dar hija mía!!!!"""", sin dejar espacio a réplica o argumentación alguna por mi parte.
Después de casi 25 años ejerciendo la profesión creo que he entendido a qué se refería.
Cuando se publican encuestas sobre las profesiones que la sociedad reconoce como más necesarias, la enfermería aparece en los primeros puestos de la lista, sin embargo, cuando se les pregunta a los ciudadanos si aconsejarían a sus hijos a los hijos de sus amigos que se dedicaran a cuidar a las personas, la mayoría de ellos responden que no. Así pues, con el tiempo, he entendido la reacción de mi madre y la he aceptado.
La sociedad asocia el acto de cuidar a personas con sufrimiento, sacrificio, dolor, tristeza,............nada que una madre quiera para sus hijos.
El propósito de mi blog es explicar las muchísimas cosas buenas que me ha aportado y me aporta mi profesión y sobretodo, explicar todo lo que he aprendido de aquellas personas a las que he cuidado.
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